Se localizan restos de pintura mural en Paquimé / nota del INAH


 

El pasado 28 de julio de 2011 el INAH publicó un comunicado en el que informa del hallazgo de lo que parecen ser restos de pintura mural en la zona arqueológica de Paquimé en el estado de Chihuahua.
Anexamos un extracto del boletín no. 242 al respecto:

 

DETECTAN RESTOS DE PINTURA MURAL EN PAQUIMÉ

 

 

Varios fragmentos de estuco con pintura roja y blanca fueron hallados en un cuarto de ese sitio prehispánico de Chihuahua.

En los bordes de dos paredes se ve lo que podría ser un mural; debido a las lluvias, la excavación que permita descubrir si se trata de una obra pictórica se hará hasta septiembre.

 

Fragmentos de estuco con pigmentos blanco y rojo, fueron encontrados por investigadores en el suelo y bordes de las paredes de un cuarto del sitio arqueológico de Paquimé, en Chihuahua; los restos del antiguo aplanado podrían corresponder a una pintura mural, de ser así, representaría la primera obra de este tipo que se descubre en esa zona prehispánica del norte de México.

 

Debido al temporal de lluvias y el riesgo que implica la conservación de pigmentos de murales, arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta) decidieron esperar hasta finales de septiembre próximo para llevar a cabo la excavación que permitirá descubrir si se trata de una obra pictórica.

 

Lo anterior fue informado por el arqueólogo Eduardo Gamboa, director del Proyecto de Investigación y Conservación de Paquimé, quien detalló que los restos de aplanados con color, se encontraron en el Cuarto 36, ubicado en la sección conocida Casas Grandes, como resultado del monitoreo constante que se realiza en la antiguas edificaciones de ese lugar, declarado
Patrimonio Mundial en 1998 por la UNESCO.

 

“Durante el proceso de excavación para quitar los escombros que cubrían la edificación y que cayeron por deslaves, encontramos pedacería de estuco con pintura, así como en las orillas de dos muros”, detalló el investigador durante su reciente participación en la XIV Conferencia de Arqueología de la Frontera Norte, llevada a cabo en este sitio arqueológico, con la asistencia de destacados investigadores de esa región de México y de Estados Unidos.
“Ante la presencia de estos restos de estuco —continuó—, la exploración se orientó a tratar de encontrar el piso original, de época prehispánica, hasta que a un metro de profundidad, se empezaron a distinguir los bordes de los muros, mismos que tienen pintura en tonos blanco y rojo óxido; sin embargo, la amenaza de las lluvias no permitió descubrir de qué se trata y habrá que esperar una par de meses para saber si es un mural, y de ser así, determinar su época”.

 

Gamboa dijo que si bien en 1960, durante las primeras investigaciones en Paquimé, el arqueólogo Charles Di Peso encontró rasgos de una especie de ‘graffiti’ prehispánico en paredes de la sección Casas Grandes; aún falta estudiar a profundidad los estucos. “Este elemento decorativo es un tipo de vestigio que en varios sitios de la región denominada Cultura de los Pueblos —que se desarrolló desde el suroeste de los Estados Unidos, hasta el norte de México—, presentan pintura mural que describe mitos, leyendas, cosmovisión y deidades de los grupos que ahí se asentaron”.

 

Asimismo, dijo, las obras murales también se han hallado en más de 270 sitios conocidos como Casas de Acantilado, distribuidos en la Sierra de Chihuahua, y en las cuales los antiguos pobladores describieron, en algunos casos, el contacto con los españoles.

 

El arqueólogo del INAH abundó que mientras se planea la exploración con la que se despejarán los muros y se halle un posible mural, se realiza el estudio de los restos de estucos encontrados. “Se están analizando con el mismo método que se aplica a los tepalcates, lo que hacemos es analizar la matriz, es decir, la pasta del tepalcate y el acabado superficial, el estuco también tiene una matriz y un acabado superficial, entonces investigamos ambos componentes”.
“Esperamos que al excavar en los muros encontremos información cultural, es decir, que haya diseños iconográficos similares a las pinturas que se ven en los sitios de la sierra, porque hay evidencias suficientes en la Cultura de los Pueblos, así como en los restos de materiales arqueológicos encontrados este año, para suponer la existencia de pinturas murales en las paredes de este cuarto de Paquimé”.

 

Eduardo Gamboa abundó que los bordes de estuco se encontraron en la parte interior del Cuarto 36, sobre los muros de los costados. “Pensamos que por lo menos esos dos muros —de cuatro metros de largo—, tengan estuco pintado; queremos excavar controladamente para probar si es mural o no; si lo es, debe ser policromo porque hasta donde se alcanza a ver, se distinguen colores rojo y blanco”. El arqueólogo detalló que Di Peso decidió no investigar los vestigios porque estaban “contaminados”, es decir, que en el lugar había materiales de ocupaciones posteriores a 1475, cuando se dio el abandono de la ciudad por parte de sus edificadores; “nosotros hicimos calas para encontrar los pisos prehispánicos del periodo Medio de Casas Grandes (1200-1450 d.C.), y a través de los materiales arqueológicos que encontramos recientemente, pudimos corroborar que Paquimé fue reocupado”.

 

En este sentido, añadió, además de los estucos, se hallaron restos de objetos de lítica, concha, metales, cerámica, restos óseos, vidrio y materia orgánica, que corresponden a los periodos prehispánico, colonial, revolucionario y moderno. Por ejemplo, destacó, “se hallaron casquillos de balas, porque en 1911 ahí tuvo lugar la Batalla de Casas Grandes, cuando Francisco I. Madero peleó contra los constitucionalistas, por lo tanto pudieran corresponder a la Revolución Mexicana”.

 

Con la exposición de esta instigación finalizó la XIV Conferencia de Arqueología de la Frontera Norte, de la cual el propio arqueólogo Eduardo Gamboa es el coordinador académico.